Infrarrojo

Todo lo que nos rodea es energía. La materia es una forma concentrada de energía (Recordar Fusión & Fisión) mientras que la menos concentrada son las ondas. De esta forma podríamos describir el mundo según la intensidad de esta energía y es curioso ver como las “zonas más pobladas” son la de la energía residual (baja intensidad), la de la luz visible y una zona en especial realmente importante, sobre todo para la vida, la “zona del calor”. La evolución nos ha permitido aprovecharnos de estas radiaciones, con los ojos captamos la radiación Visible que nos rodea, con los oídos las ondas sonoras (de muy poca energía), mientras que con tacto sentimos el calor. Situar el calor en la escalas de frecuencias es fácil, está detrás de la zona visible, justo después del color rojo, y como posee menos energía que éste le llamamos “Infrarrojo”.

Casi el 60% de la radiación del sol es Infrarroja. Cuando se calienta un bloque de acero, empieza a irradiar principalmente los rayos infrarrojos invisibles, luego emite una luz roja apagada, a continuación roja brillante, seguidamente anaranjada, amarillenta, y por último, si se logra evitar de algún modo su vaporización en ese instante, blanca azulada, a parte de tomar color rojo empieza a emitir en la banda del infrarrojo. Al descubrirse esta banda del espectro en seguida se comenzaron a hacerse “fotografías en Infrarrojo” logrando resultados sorprendentes y muy útiles.

Arriba podemos ver un venado con dos crías ocultas en la maleza. Es fácil verlo aunque esta foto se ha tomado de noche, esto ocurre porque la cámara hace visible la radiación infrarroja, o sea, el calor que emite el animal, incluso su intensidad es mayor en las zonas sin pelaje (patas y orejas). Los humanos somos de sangre caliente, por lo que generamos nuestro propio calor, por eso la mano aparece tan intensa, mientras que el gusano es de sangre fría, toma calor del ambiente, por lo que no destaca en la fotografía, tiene el mismo c@lor que el aire que les rodea.

Otra buena aplicación es que nos permite ver en condiciones de visibilidad nula a través de niebla o humo, útil para comprender los efectos de “El Niño” (calentamiento inusual de las capas altas de los océanos) mediante fotografías de satélite, o descubrir estrellas y galaxias que solo emiten en esta frecuencia. Novedosos sistemas se basan en sus propiedades para darnos una calefacción ecológica. Está presente en muchos aparatos sin casi darnos cuenta (móviles, mandos a distancia, sistemas antirrobo, espionaje, termocámaras para el control del SARS... ).

Pero la radiación Infrarroja también tiene su lado negativo. El bióxido de carbono tiene la propiedad de absorber la radiación infrarroja. Permite que la luz visible del Sol, de alta energía, penetre en la superficie del planeta, y absorba la radiación infrarroja de baja energía (invisible) que el planeta reemite en la noche al espacio. Esto se llama efecto de invernadero, pues los cristales de un invernadero hacen lo mismo. Al retener la radiación infrarroja, el bióxido de carbono en la atmósfera eleva la temperatura del planeta, de la misma manera que los cristales retienen la radiación infrarroja y elevan la temperatura de un invernadero. “Efecto Invernadero”.

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