Hol... Bu-bu-bu-bue-enos di-días..
A diario nos presentamos, a veces con una serie de gestos relajados e incoscientemente (como cuando estamos entre amigos) y otras tan conscientemente que no sabemos ni como hacerlo (en un examen oral, para dar un dicurso, en una entrevista de trabajo)!! Si somos extrovertidos este paso normalmente es fácil pero en mi situación no suele ser así... Y lo malo es que “nunca hay una segunda oportunidad para dar una primera impresión”...
“Con la hora pegada al culo (lo justo para hacer ver que era un irresponsable) llegué jadeando a la entrada. La recepcionista (que me miró de arriba a abajo, seguro que se decía “Otra víctima!! Y encima llega tarde!!”) me dijó que esperara en la sala lateral, lo que me permitió recuperar el aliento y colocarme la ropa... Odio los autobuses de Madrid, si te subes a uno vestido de traje... estas sentenciado... Particularmente ese día un lindo bebe había potado su papilla sobre mí y a parte del olorcillo tenía un manchón 2x2 en la solapa... Para más inri se me había desatado un cordón del zapato y yo (que incauto soy!!) me lancé a anudarlo cuando entró por la puerta el entrevistador... Indescriptible la cara de incredulidad que puso al encontrarme de agachado de culo... No era mi día y para redondearlo le pisé al girarme... Después de quejarse sonoramente me dispuse a disculparme y presentarme... lo único que salía de mi boca taratamuda era “Hol... Bu-bu-bu-buenos di-días...” y le di una mano que más bien parecía una lengua de vaca...”
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