Clavelitos, Clavelitos, Clavelitos de mi corazón...

Hoy comienza la semana más romántica de todo el año, se acerca la festividad más amorosa, ya está cerca San Valentín. En mi vida a penas he podido pasar un par de “catorces” con alguien a quien regalar pero hice mía una costumbre polaca que me encantó. En ese medio año que pasé allí aprendí que no hay fecha especial para regalar flores, cualquier momento es bueno!! Y para conjurar esta práctica con una pizca de mi querida España no he encontrado nada mejor que regalar la flor de las flores, una que personalmente me gusta más que la rosa, una que expresa mejor la pasión y el embrujo de nuestro carácter latino, los Claveles.

En mi época universitaria me encantaba ir tras las mozas cantando esa coplilla de la Tuna: “Clavelitos”. Es maravilloso ver como se ruboriza una salerosa manceba y te regala su sonrisa más pícara cuando la rondas con media docena de universitarios en mallas… Pero es mejor aún ver su encantadora mirada cara cuando te presentas con un ramito de claveles rojos cuajados de pura pasión…

Y es que se pueden decir tantas cosas con flores… En especial con un clavel. Ya desde la antigüedad el clavel ha estado relacionado con el amor, los griegos la consideraban la flor de los enamorados y los romanos componían ramos con ellas para expresar sus deseos a las nuevas parejas. De ahí viene gran parte de sus significados, pues dependiendo de su estado de floración, su tamaño y su color es fácil hablar sin palabras. El primero que se percató de su belleza fue Carlos V quien las trajo en su viaje por andalucia y mandó que se plantaran por toda granada para embellecerla más aún y con el fín de enamorar a su esposa portuguesa (surgió efecto pues ella quedó embarazada en ese viaje!!).

Es una flor de pétalos rugosos, densa y bien coloreada, de aroma penetrante que tiene mil variedades, como la del Poeta (bicolor jaspeada que implica galantería) o el Clavel Doble (pequeño y cuyos pétalos son dobles, implica amor ardiente). Normalmente luce pétalos lisos, con los que se expresa amor y posesión, hasta celos por el ser amado (por algo la considero la flor más apasionada) mientras que si son estriados (con pétalos rayados) significa rechazo.

Este arte de comunicación con flores, a pesar de ser tan popular ya en las antiguas culturas mediterráneas, no se extendió hasta que los jardines de Constantinopla, jardines turcos ideados para los harenes y su total entrega a la belleza, devolvieron la costumbre allá por el siglo XVI que viajó hasta Inglaterra de la mano de Maria Wortley, quién escribió el libro “Le Langage des Fleurs” (1716) donde detallaba el significado de las flores. Desde entonces este idioma ha cambiado poco, además con un clavel siempre encontrarás como escribir tus sentimientos sin papel:

Clavel rojo = Según Maria Wortley: Soy olvidado en el día y complacido en la noche. Hoy en día implica enamoramiento, corazón que suspira, amor vivo y puro.

Clavel rojo oscuro (semi abierto) = Has puesto alas a mi pobre corazón

Clavel rojo oscuro completamente abierto = Se levantó el velo y vi toda tu belleza.

Clavel rojo profundo = Soy tímido y con vergüenza aun para amarte.

Clavel amarillo = Dificultades. Desdén, indiferencia. Con rosas significan aprecio solo como amigo.

Clavel blanco = Soy digno de usted. Inocencia, Ingenuidad, también Amor Ardiente y Talento

Clavel rosado = Estaré sobre ti cuando tu esposo no esté. Apego y recuerdo, además significa preferencia.

Combinación de Clavel rojo y blanco = Gáneme y desgásteme (juro que lo cansaré).

Si comenzáis este juego tenéis que estar preparados pues no se acaba cuando entregáis las flores, hay que hacerlo bien, regalarlas del revés invierte su significado, acompañado de hiedra implica que alguna amistad se entromete en la relación, con laurel se expresa talento, flores blancas significan inocencia e ingenuidad, denotan pureza, el rojo es pasión y fogosidad, verde implica esperanza y éxito mientras que el azul es sabiduría, el amor platónico. Las flores sin espinas significan que no hay nada que temer, si tampoco tiene hojas es un ruego: "no hagas mi espera mas larga". Aunque lo más importante es como se reciban… porque si las acaricia con los labios… eso… eso significa “SI”…

Enlaces:
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Carlos V las trajo a España!!
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PD: Y para terminar una curisidad, su etimología también es preciosa: proviene del griego karya = nogal y phyllon = hoja, en referencia al aroma de las hojas del nogal, de donde se tomó el nombre para el clavo de olor y luego para el clavel.